La IA revoluciona la Semana Santa: cofradías digitales y procesiones en el metaverso​

La IA revoluciona la Semana Santa_ cofradías digitales y procesiones en el metaverso

La Inteligencia Artificial transforma las tradiciones cofrades con procesiones virtuales y hermandades digitales​

En un giro inesperado de los acontecimientos, la Semana Santa ha dado un paso hacia la era digital gracias a la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA). Lo que durante siglos fue una manifestación de fervor religioso en las calles, ahora se ha trasladado al metaverso, donde cofradías digitales organizan procesiones virtuales que congregan a miles de avatares devotos.​

La iniciativa surgió en Málaga, donde la tertulia «Ser Cofrade 2025» abordó el uso de la IA y las nuevas tecnologías en las tradiciones cofrades. Lazarus, fotógrafo y cartelista; Rafael Prado, creador del juego ‘Cofrade Go’; y Koke Pérez, informático y miembro de la Cofradía de la Misericordia, coincidieron en que la IA ha llegado para quedarse, pero subrayaron la importancia de su uso responsable para evitar daños en el mundo cofrade. ​

Siguiendo esta tendencia, varias hermandades han decidido dar el salto al mundo virtual. La Cofradía de la Real e Ilustre Hermandad del Santo Pixel ha sido pionera en organizar una procesión completamente digital. Los fieles, desde la comodidad de sus hogares, pueden participar a través de sus dispositivos, controlando avatares que portan pasos tridimensionales con una fidelidad asombrosa.​

«Queríamos acercar la Semana Santa a las nuevas generaciones y a aquellos que, por diversas razones, no pueden asistir físicamente a las procesiones», explica el Hermano Mayor de la cofradía digital, cuyo avatar luce una túnica con circuitos bordados en oro. «La IA nos ha permitido recrear cada detalle con una precisión milimétrica, desde el movimiento de los costaleros hasta el sonido ambiente de las saetas».​

La respuesta del público ha sido abrumadora. Durante la primera procesión virtual, los servidores colapsaron ante la avalancha de participantes. «No esperábamos tanta afluencia. Tuvimos que ampliar nuestra capacidad en tiempo récord», comenta el responsable técnico del evento, mientras ajusta su casco de realidad virtual.​

Las procesiones en el metaverso ofrecen experiencias únicas. Los usuarios pueden elegir su punto de vista, desde acompañar al trono hasta sobrevolar la escena como si fueran drones celestiales. Además, se han incorporado elementos interactivos, como encender velas virtuales o lanzar pétalos digitales al paso de las imágenes.​

Sin embargo, no todo el mundo está encantado con esta digitalización de las tradiciones. Algunos puristas consideran que la esencia de la Semana Santa se pierde en el entorno virtual. «No es lo mismo sentir el peso del trono sobre tus hombros que mover un avatar con un joystick», opina un cofrade veterano, mientras observa con recelo a su nieto ensayar pasos de procesión frente a la pantalla.​

A pesar de las críticas, las cofradías digitales siguen ganando adeptos. Incluso se han organizado concursos de saetas virtuales, donde los participantes utilizan sintetizadores de voz impulsados por IA para entonar sus cantos. «Es impresionante cómo la tecnología puede emular la emoción humana. Algunas saetas virtuales ponen los pelos de punta», asegura una espectadora, mientras ajusta el volumen de sus altavoces de alta fidelidad.​

El impacto económico también es notable. Las tiendas de artículos religiosos han adaptado su catálogo para incluir túnicas y capirotes para avatares, así como cirios y medallas digitales. «El negocio ha cambiado, pero sigue siendo rentable. Ahora vendemos más escapularios virtuales que físicos», afirma el dueño de una tienda centenaria, mientras actualiza su página web con las últimas novedades.​

Las autoridades eclesiásticas, por su parte, se encuentran en un dilema. Mientras algunos ven en la digitalización una oportunidad para evangelizar en el ciberespacio, otros temen que se trivialice la fe. «Debemos encontrar un equilibrio entre tradición e innovación. La tecnología es una herramienta, pero no puede reemplazar la experiencia espiritual auténtica», declara un portavoz de la diócesis local, mientras revisa su tablet en busca de actualizaciones.​

En definitiva, la irrupción de la IA en la Semana Santa ha abierto un debate sobre cómo las tradiciones pueden adaptarse a los tiempos modernos sin perder su esencia. Mientras tanto, miles de avatares siguen recorriendo las calles virtuales, demostrando que la fe, al igual que la tecnología, no conoce fronteras.

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