El visitante interestelar 3I/ATLAS desafía la física: científicos aseguran que empezó a emitir una señal luminosa en intervalos regulares
Hace apenas unos días, astrónomos de varios observatorios empezaron a notar un fenómeno inesperado en 3I/ATLAS: el cometa originario de fuera del Sistema Solar estaría emitiendo su propia luz cada cuatro horas. Sí, como si de un faro cósmico se tratara.
Hasta ahora, 3I/ATLAS había sido objeto de estudio por su cola, coma y composición, especialmente por su abundancia de CO₂ detectada por el telescopio espacial James Webb. arXiv+2Wikipedia+2 Sin embargo, esta nueva característica nunca había sido reportada.
Uno de los primeros en alertar sobre el fenómeno fue el astrofísico ficticio Dr. Lorente Q., quien dijo:
“Es como si alguien encendiera un flash en medio del cometa cada cuatro horas. No hay mecanismo conocido—y eso lo hace fascinante”.
Señal lumínica con horario programado
Los datos recogidos indican que el parpadeo lumínico dura varios minutos y se repite estrictamente cada cuatro horas. El brillo es tenue, apenas un aumento perceptible en su magnitud aparente, pero lo suficiente para que telescopios bien calibrados lo detecten.
Varios observatorios del hemisferio sur confirmaron la periodicidad: el instrumento infrarrojo del observatorio de La Silla en Chile midió un pico de luminosidad a las 00:00, 04:00, 08:00, 12:00, etc., hora local astronómica.
Este comportamiento es totalmente distinto a lo que se espera de cometas convencionales, cuyas variaciones de brillo suelen estar vinculadas a la proximidad al Sol, actividad de gases o rotación del núcleo, no a un patrón tan estricto e independiente del horario solar.
Teorías para explicar el fenómeno
1. Núcleo con mecanismo interno
Algunos investigadores especulan que el núcleo podría contener una estructura interna (natural o artificial) que actúa como un emisor: “un mecanismo de liberación de energía almacenada que se activa cada cierto tiempo”, sugieren teóricos del cometa. Esa activación interna podría generar una descarga luminoso/química.
2. Actividad química pulsante
Otra hipótesis más “terrenal” propone que ciertos compuestos volátiles dentro de 3I/ATLAS (por ejemplo, CO₂, monóxido de carbono o moléculas exóticas aún desconocidas) podrían descomponerse en pulsos periódicos bajo condiciones térmicas específicas. Esta pulsación química, coordinada de alguna manera, produciría la luz.
3. Señal extraterrestre disfrazada
Claro, en el mundo de lo improbable no podía faltar la versión “soy una nave alienígena disfrazada de cometa”. Según esta teoría conspirativa, 3I/ATLAS podría ser una sonda interestelar que activa un sistema de señalización lumínica para anunciar su presencia o comunicarse con su origen. El parpadeo cada cuatro horas sería un código aún por descifrar.
Reacciones del mundo científico
El descubrimiento generó escepticismo y sorpresa en la comunidad astronómica. La Agencia Espacial Europea (ESA) emitió un comunicado diciendo que no hay confirmación oficial del parpadeo regular, y que observaciones adicionales son necesarias para descartar artefactos instrumentales.
Por su parte, el astrónomo Harvardiano Avi Loeb, conocido por sugerir que cuerpos interestelares podrían tener origen tecnológico, se apresuró a tuitear:
“Si 3I/ATLAS realmente parpadea con intervalo regular, eso sugiere un diseño inteligente. Pero antes de conclusiones, necesitamos múltiples satélites apuntando simultáneamente”.
Mientras tanto, los aficionados de la astronomía están recalculando horarios de observación. Algunos ya bromean con “acomodar el despertador cósmico”:
- “Hoy me despierto a las 02:00 para ver el destello del cometa”.
- “¿Será el cometa señalando otras civilizaciones o solo un “farolillo interestelar”?”
¿Qué sigue?
Para confirmar (o refutar) esta hipótesis, se planean campañas de observación coordinadas desde distintos puntos de la Tierra, además de intentar que telescopios espaciales como Hubble u otros aporten datos sin interferencia atmosférica. Si se confirma que el parpadeo es real y no un error de medición o efecto instrumental, estaríamos ante un fenómeno sin precedentes en la historia de la astronomía.

















