El Manzanares se queda completamente seco tras absorber más agua de la que puede procesar emocionalmente

El Manzanares se queda completamente seco tras absorber más agua de la que puede procesar emocionalmente

Las intensas lluvias colapsan al Manzanares, que decide “tomarse un tiempo para sí mismo”

Madrid ha amanecido hoy con una imagen insólita: el río Manzanares completamente seco. La causa, según expertos en hidroemociones, no sería una sequía ni una obra de Canal de Isabel II, sino una sobrecarga emocional provocada por las intensas lluvias de los últimos días.

“El Manzanares, como todos los ríos pequeños con complejo de gran río, ha recibido más agua de la que puede manejar psicológicamente”, explica la psicohidróloga Carmen Aguasanta, que lleva años estudiando los traumas de cauces urbanos. “Nos dijo que necesitaba espacio, y se evaporó. Literalmente”.

Las precipitaciones de la semana pasada, calificadas como “una lluvia normal para Bilbao pero apocalíptica para Chamberí”, hicieron que el Manzanares recibiera más agua en 48 horas que en los últimos 10 años. Ante la presión, el río colapsó emocionalmente y decidió hacer un retiro espiritual.

Testigos presenciales aseguran haber visto al Manzanares encogerse lentamente hasta formar una pequeña lágrima líquida que se escurrió por el sumidero de Príncipe Pío. Desde entonces, solo quedan unas charcas dispersas y un patinete eléctrico oxidado, símbolo de lo que fue y ya no es.

La alcaldía de Madrid ha pedido calma a la ciudadanía y ha activado el “Protocolo Río Zen”, diseñado para estos casos de desaparición voluntaria fluvial. Consiste en poner música de Enya en los márgenes del cauce y dejar mensajes motivacionales en botellas recicladas: “Eres más que un arroyo”, “Tú puedes llegar al mar si te lo propones”, “No eres pequeño, eres concentrado”.

Mientras tanto, el Retiro ha enviado una carta de ánimo al Manzanares, firmada por todos los patos del estanque. “Lo importante es que fluya lo que tenga que fluir, aunque sea en tu interior”, se puede leer en la misiva.

Algunos madrileños se han mostrado preocupados por el impacto turístico. “Yo venía a hacerme la foto con el agua detrás, como en Instagram, pero ahora solo hay tierra y una señora haciendo taichí”, lamenta un visitante de Cuenca.

La Comunidad de Madrid ya estudia sustituir temporalmente al Manzanares por un holograma fluvial con sonido envolvente y olor a humedad. También se baraja traer agua desde Toledo en botijos vintage para rellenarlo discretamente durante la noche.

No se descarta que el río regrese cuando “se sienta más seguro, valorado y con mejor autoestima hídrica”. Mientras tanto, voluntarios de la asociación “Ríos con derechos” reparten pañuelos de papel por los alrededores y organizan sesiones de meditación en grupo para consolar a los afluentes menores, que se sienten abandonados.

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