Dublín, 6 de octubre de 2025. La aerolínea Ryanair ha anunciado hoy la implementación de una nueva política tarifaria que podría redefinir el concepto de “equipaje personal”. A partir del próximo lunes, los pasajeros deberán pagar un suplemento de 15 euros por cada prenda adicional que lleven puesta al momento del embarque, en una medida destinada a evitar que los viajeros «se conviertan en armarios ambulantes».
La decisión llega después de que se viralizara en redes sociales el caso de un pasajero que abordó un vuelo de Milán a Varsovia vistiendo seis pantalones, cuatro camisetas, tres chaquetas, dos bufandas y un albornoz, con el único propósito de evitar pagar por una maleta de mano. “Fue como abrazar una cama nórdica ambulante”, declaró la auxiliar de vuelo Janet Brannigan. “Sudaba por los codos y aún así insistía en que estaba ‘muy cómodo’”.
En un comunicado oficial, Ryanair argumenta que “el creciente fenómeno del layersmuggling (contrabando por capas) pone en peligro el equilibrio térmico del avión, el espacio vital entre asientos y la paciencia de la tripulación”.
Nuevo sistema de control: el “escáner de moda”
A partir del 9 de octubre, los aeropuertos europeos donde opera Ryanair contarán con el nuevo Escáner de Indumentaria Redundante (EIR-3000), que detecta en segundos cuántas capas lleva un pasajero. «Es como un detector de metales, pero con criterio estético», explicó el vocero de la aerolínea.
Según la nueva normativa, cada pasajero podrá llevar puestas sin cargo:
- Un pantalón o falda
- Una camiseta o camisa
- Una prenda exterior ligera
- Un par de calcetines
- Un sombrero de máximo 12 cm de diámetro
Todo lo demás será considerado «exceso de textil personal», con una tarifa progresiva. “La moda no está reñida con el low cost, pero sí con la aerodinámica”, sentenció Michael O’Leary, CEO de Ryanair, mientras lucía un poncho que, según él, “pesa menos que el ego de un pasajero en business”.
Reacciones mixtas y posibles demandas
La decisión ha sido recibida con una mezcla de incredulidad y resignación por parte de los usuarios frecuentes de la aerolínea. “Primero nos cobraron por respirar fuerte, ahora por llevar calcetines de repuesto. ¿Qué sigue, un impuesto por sonreír en la fila de embarque?”, se quejó Marta Villalobos, viajera habitual.
En redes sociales ya circula el hashtag #DesnúdateParaVolar, acompañado de fotos de pasajeros con atuendos mínimos en solidaridad con la protesta. Varios influencers han convocado un “flashmob en calzoncillos” en el aeropuerto de Charleroi, con más de 2.000 personas inscritas hasta ahora.
La Comisión Europea de Transporte ha iniciado una investigación para determinar si esta política infringe alguna normativa de derechos humanos o al menos del buen gusto.
Lo que viene: tasas por estados emocionales
Según documentos filtrados por un ex empleado de Ryanair, la compañía estaría evaluando nuevas tarifas experimentales, entre ellas:
- 10 € por cada suspiro audible en el embarque
- 5 € por cada mirada de juicio al asiento del medio
- 2 € por usar la palabra «retraso» en voz alta
“El objetivo es que los vuelos sean tan ligeros como las expectativas de servicio a bordo”, concluyó el comunicado.

















