EE.UU. cobrará impuestos a los países que envíen mal tiempo: Israel busca exenciones por “nubes con fines pacíficos
Washington, D.C. – En una rueda de prensa envuelta en un vendaval metafórico (y también literal, cortesía de una tormenta primaveral), el expresidente Donald Trump ha anunciado un nuevo paquete de aranceles que, según él, “harán a América climatológicamente grandiosa de nuevo”. Entre las medidas más sorprendentes figura un impuesto especial a los países que “exporten mal tiempo a Estados Unidos”.
“El mundo nos manda lluvias, vientos, frentes fríos, y en algunos casos hasta depresiones tropicales. ¡Depresiones! ¿Qué clase de mensaje es ese?”, exclamó Trump mientras un asesor intentaba cerrarle el paraguas.
En respuesta, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha aterrizado de emergencia en Washington con un cargamento simbólico de nubes blancas “certificadas como amistosas”. Según fuentes diplomáticas, el objetivo del viaje es lograr una exención para Israel, alegando que “nuestras nubes son de carácter defensivo y mayormente estético”.
La Casa Blanca ha emitido un comunicado aclarando que “el arancel no se aplicará a países que documenten adecuadamente el tipo de precipitación que exportan”, siempre que incluyan un formulario meteorológico con sellos oficiales y pruebas de que el granizo no tiene intenciones hostiles.
La tormenta diplomática
El Departamento de Estado ha reconocido que esta medida podría tensar las relaciones internacionales. Canadá, por ejemplo, ya ha respondido anunciando aranceles recíprocos sobre el sol californiano que, según sus autoridades, “interfiere con el esquí de primavera”.
Alemania ha propuesto una solución multilateral que implicaría el uso de satélites para redirigir frentes fríos exclusivamente hacia zonas no estratégicas, como el mar de los Sargazos o convenciones de criptomonedas.
Mientras tanto, China ha ofrecido vender a EE.UU. una tecnología que permite convertir huracanes en festivales de fuegos artificiales, aunque algunos analistas señalan que ya lo intentaron en 2019 con consecuencias… discutibles.
La defensa de Trump
Durante la presentación de la medida, Trump aseguró que “la lluvia debería pagar por cruzar nuestras fronteras. Si un charco se forma en Manhattan, alguien tiene que responsabilizarse”.
Preguntado por el papel del cambio climático en todo esto, respondió que “el clima no cambia, lo que cambia es la actitud de las nubes”, lo que ha sido interpretado como una posible estrategia para asignar personalidad jurídica a los cúmulos.
Los mercados han reaccionado con cautela: el precio del paraguas se ha disparado un 30% y las acciones de empresas dedicadas al secado rápido han alcanzado máximos históricos.